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sábado, agosto 09, 2014

Más diversión y menos estrés... Un verano en Singer Island

Si me preguntan qué quiero, respondo: más horas de sueño, cocinar, leer, mis amigos, ir más al cine, más paseos en bicicleta, caminar a la orilla de la playa, nadar, gelato, reír, besar, y ¡menos estrés!
Hace ocho meses, al día siguiente de Acción de Gracias y después de dos biopsias (las dos negativas, gracias a Dios) decidí que, pasara lo que pasara, quería menos estrés y más felicidad en mi vida.
Y he estado trabajando en eso. En serio.
Tan en serio, que hace menos de dos semanas nos mudamos de casa y aquí estamos: en este pueblito maravilloso que es Palm Beach Shores, en Singer Island, y estamos gozando un mundo por tercera vez este verano.
Vinimos para el concierto de Zac Brown Band en West Palm Beach a finales de mayo, a celebrar mi cumpleaños a finales de junio, y ahora: para "recuperarnos" después de la  mudanza.
Lo mejor de todo es que vamos a regresar en menos de un mes, antes del inicio del año escolar.
Eso ilustra lo mucho que nos gusta este lugar a la orilla del mar, al que mis niños traen sus amigos y juegan baloncesto y polo acuático, y nadan y andan de su cuenta. Y esperan hasta pasada la medianoche para ir a la playa a ver a las tortugas que, todos los veranos,  en un ritual silencioso que se repite por siglos, vienen a desovar en los nidos que cavan en las dunas y cubren con arena, para luego desaparecen en la cálidas aguas del Atlántico y nunca más volver.
Aquí, escribo y pienso y sueño mientras disfruto de la vista...
... y me divierto con mis amigas...
… mientras mis hijos juegan…
… y hago batidos maravillosos…
… y me encuentro cosas locas mientras camino por la playa…
… y sigo contando mis bendiciones.
Porque ¡la vida es bella!
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