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| Foto cortesía Siempre Mujer |
Si estás en Los Ángeles este viernes 30 de
octubre, no te pierdas la Segunda Gala del Día de los Muertos a beneficio del Museum of Latin American Art (MOLAA), en
Long Beach. Las entradas están a la venta aquí y en la sede del MOLAA.
La gala es un evento organizado por el MOLAA y
la revista Siempre Mujer, que al
tiempo que celebra una tradición mexicana que poco a poco va ganando adeptos en
el mundo entero (ya yo hasta aprendí a hacer pan de muerto), busca recaudar fondos
para financiar las actividades del MOLAA.
En la primera gala que tuvo lugar en 2014 se
recaudaron $75.000 que se destinaron a los programas educativos del MOLAA .
Este año el tema del evento es “Fotos y recuerdos” y celebra la memoria y el
legado de la cantante tejana Selena Quintanilla, a los 20 años de su trágica desaparición.El valor de la entrada incluye cocteles y tapas (gastronomía mexicana con un twist), música en vivo y hasta la oportunidad de que te maquillen como una catrina. Si estuviera en Los Ángeles, no me perderíamos por nada del mundo esta celebración.
Desde que descubrí cómo celebran los mexicanos a sus difuntos, siento una fascinación por esta forma tan distinta, alegre y colorida, de ver la muerte y no me canso de decir que lo mexicano no se parece a nada, sino a México.
El Día de los Muertos se celebra cada 2 de
noviembre y coincide con el Día de los Fieles Difuntos del santoral católico.
No tiene nada que ver con Halloween.
En México la fiesta comienza desde la víspera, que coincide con el Día de Todos los Santos, con lo que se conoce como “día de los muertos chiquitos”, en el que se recuerda a quienes murieron niños.
La celebración a la mexicana, no solo en México sino también aquí en Estados Unidos, está llena de color, flores, platos tradicionales, música y sobre todo buenos recuerdos de los seres queridos difuntos.
El Día de los Muertos no es un día de duelo ni tampoco ocasión para llorar. Se supone que en este día, aquellos que ya no están con nosotros regresan y que el camino de regreso no debe estar lleno de lágrimas.
En esta fiesta, familiares y amigos se congregan para celebrar la vida de aquellos que se fueron. Se elaboran hermosos y festivos altares, llenos de flores y calaveras de azúcar, pan de muerto y las comidas favoritas de los que ya no están.
Aunque las raíces de esta celebración las encontramos en México, incluso antes de la llegada de los conquistadores españoles, el Día de los Muertos se celebra en Norte, Centro y Suramérica y es una mezcla de nuestras tradiciones indígenas y católicas, que incluye ir a los cementerios a llevar flores y hasta comida.
Ahora que se hacer pan de muerto, este año lo hornearé y pondré flores amarillas y naranja junto a la foto de mi papá entregando a mi hermana Andreína el día de su boda, que tengo en una de las mesas de mi family room. Y le hablaré a mis hijos de sus bisabuelos que no conocieron, de su abuelo Francisco y de su tía Titi, que nos cuidan desde el cielo. Para que aprendan a honrar a quienes nos precedieron y tengan siempre presente de donde venimos. Pues sólo esa certeza nos permite andar por nuevos rumbos con paso seguro.
En México la fiesta comienza desde la víspera, que coincide con el Día de Todos los Santos, con lo que se conoce como “día de los muertos chiquitos”, en el que se recuerda a quienes murieron niños.
La celebración a la mexicana, no solo en México sino también aquí en Estados Unidos, está llena de color, flores, platos tradicionales, música y sobre todo buenos recuerdos de los seres queridos difuntos.
El Día de los Muertos no es un día de duelo ni tampoco ocasión para llorar. Se supone que en este día, aquellos que ya no están con nosotros regresan y que el camino de regreso no debe estar lleno de lágrimas.
En esta fiesta, familiares y amigos se congregan para celebrar la vida de aquellos que se fueron. Se elaboran hermosos y festivos altares, llenos de flores y calaveras de azúcar, pan de muerto y las comidas favoritas de los que ya no están.
Aunque las raíces de esta celebración las encontramos en México, incluso antes de la llegada de los conquistadores españoles, el Día de los Muertos se celebra en Norte, Centro y Suramérica y es una mezcla de nuestras tradiciones indígenas y católicas, que incluye ir a los cementerios a llevar flores y hasta comida.
Ahora que se hacer pan de muerto, este año lo hornearé y pondré flores amarillas y naranja junto a la foto de mi papá entregando a mi hermana Andreína el día de su boda, que tengo en una de las mesas de mi family room. Y le hablaré a mis hijos de sus bisabuelos que no conocieron, de su abuelo Francisco y de su tía Titi, que nos cuidan desde el cielo. Para que aprendan a honrar a quienes nos precedieron y tengan siempre presente de donde venimos. Pues sólo esa certeza nos permite andar por nuevos rumbos con paso seguro.
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