Las 88 aspirantes a ceñirse la corona de
la 63ª edición del certamen Miss Universo, amanecieron este domingo en Wynwood,
en el Art District, donde las esperaba uno de los artistas plásticos más emblemáticos de
Miami: Romero Britto.
Vistiendo ajustados jeans, minifaldas, shorts,
y franelas en la que se leía I love Miami, diseñadas por el propio Britto, llegaron a eso de las 9 de la mañana, entaconadísimas, altísimas,
espigadísimas, maquilladísimas, bellísimas y simpatiquísimas.
Como niñas buenas, disfrutaron de una
clase de pintura con Britto y luego pusieron manos a la obra para dejar
estampada su creatividad en una pared negra en las afueras del taller del artista que representa, como ningún otro, el colorido y el espíritu alegre y optimista de Miami.
Nacido en Recife, Brasil, desde hace poco
más de 25 años Britto hizo de Miami su casa y su obra se exhibe lo mismo
en su galería de arte en Lincoln Road, en South Beach, que en un quiosco en el
Dolphin Mall, donde los turistas compran cubiertas para iPhone, tazas, llaveros
y franelas con su firma.
Con sus formas geométricas en
las que se evidencia claramente la influencia del cubismo, el arte pop y el
grafitti como máxima expresión del arte callejero, la obra de Britto se ha
transformado en un producto de consumo masivo.
Pintor, serigrafista y escultor, hace más de dos décadas Britto intervino
por encargo una botella de vodka Absolut que lo proyectó al mundo
entero. Luego vendrían las etiquetas para ediciones especial de agua Evian y Campari, y de ahí no ha parado.
Sus esculturas se exhiben en Davos, St. Moritz, Basilea, Nueva York, Sao Paulo y Moscú, entre otras ciudades- No obstante, Britto y su obra son, sobre todo, íconos de esta Miami que le abrió las puertas a su creatividad y que lo quiere como se quiere a un hijo pródigo.
Junto con las candidatas al certamen Miss
Universo que se realizará en la arena de la Florida International University el domingo 25 de
enero, llegó la actual Miss Universo, la venezolana Gabriela Isler, quien lo
que tiene de bonita, lo tiene de simpática y sencilla.Sus esculturas se exhiben en Davos, St. Moritz, Basilea, Nueva York, Sao Paulo y Moscú, entre otras ciudades- No obstante, Britto y su obra son, sobre todo, íconos de esta Miami que le abrió las puertas a su creatividad y que lo quiere como se quiere a un hijo pródigo.
Todas salieron corriendito para no
mojarse con una llovizna que por momentos parecía querer aguarle la fiesta a
más de uno.
Todas posaron para los fotógrafos de la prensa y se hicieron las
respectivas “selfies”, con y sin Britto, entre ellas, sonriendo, payaseando, como si andar encaramadas en esas plataformas con tacones de 12 pulgadas, no importara.
Una que otra alcanzó a probar unas mini
cup cakes que había en una mesa y eso sí: todas bailaron cuando sonó la música.
Luego de los retratos en grupo de rigor, se fueron, obedientes, como llegaron: como gacelas,
altísimas, agraciadísimas y también agradecidas por la experiencia.
Y Britto, y todos los que asistimos, nos quedamos con la
sonrisa estampada.
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