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domingo, enero 11, 2015

Miss Universo y Britto en Technicolor

Las 88 aspirantes a ceñirse la corona de la 63ª edición del certamen Miss Universo, amanecieron este domingo en Wynwood, en el Art District, donde las esperaba uno de los artistas plásticos más emblemáticos de Miami: Romero Britto.

Vistiendo ajustados jeans, minifaldas, shorts, y franelas en la que se leía I love Miami, diseñadas por el propio Britto, llegaron a eso de las 9 de la mañana, entaconadísimas, altísimas, espigadísimas, maquilladísimas, bellísimas y simpatiquísimas.
Como niñas buenas, disfrutaron de una clase de pintura con Britto y luego pusieron manos a la obra para dejar estampada su creatividad en una pared negra en las afueras del taller del artista que representa, como ningún otro, el colorido y el espíritu alegre y optimista de Miami.
Nacido en Recife, Brasil, desde hace poco más de 25 años Britto hizo de Miami su casa y su obra se exhibe lo mismo en su galería de arte en Lincoln Road, en South Beach, que en un quiosco en el Dolphin Mall, donde los turistas compran cubiertas para iPhone, tazas, llaveros y franelas con su firma.
Con sus formas geométricas en las que se evidencia claramente la influencia del cubismo, el arte pop y el grafitti como máxima expresión del arte callejero, la obra de Britto se ha transformado en un producto de consumo masivo.
Pintor, serigrafista y escultor, hace más de dos décadas Britto intervino por encargo una botella de vodka Absolut que lo proyectó al mundo entero. Luego vendrían las etiquetas para ediciones especial de agua Evian y Campari, y de ahí no ha parado. 
Sus esculturas se exhiben en Davos, St. Moritz, Basilea, Nueva York, Sao Paulo y Moscú, entre otras ciudades- No obstante, Britto y su obra son, sobre todo, íconos de esta Miami que le abrió las puertas a su creatividad y que lo quiere como se quiere a un hijo pródigo.
Junto con las candidatas al certamen Miss Universo que se realizará en la arena de la Florida  International University el domingo 25 de enero, llegó la actual Miss Universo, la venezolana Gabriela Isler, quien lo que tiene de bonita, lo tiene de simpática y sencilla.
Todas salieron corriendito para no mojarse con una llovizna que por momentos parecía querer aguarle la fiesta a más de uno. 
Todas posaron para los fotógrafos de la prensa y se hicieron las respectivas “selfies”, con y sin Britto, entre ellas, sonriendo, payaseando, como si andar encaramadas en esas plataformas con tacones de 12 pulgadas, no importara.

Una que otra alcanzó a probar unas mini cup cakes que había en una mesa y eso sí: todas bailaron cuando sonó la música. 
Luego de los retratos en grupo de rigor, se fueron, obedientes, como llegaron: como gacelas, altísimas, agraciadísimas y también agradecidas por la experiencia.
Y Britto, y todos los que asistimos, nos quedamos con la sonrisa estampada.

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