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domingo, junio 21, 2015

Dónde comer en Miami: Brunch en Dolores, Lolita

Doloresbut you can call me Lolita. Desde que me mudé a Miami me encantó la idea de un restaurante con un nombre tan divertido. Es como que me llamo Enriqueta, pero me puedes llamar Enri. Así de coloquial. Con confianza. Porque creo que sentarse a la mesa, a comer, tiene que ser una experiencia además de agradable, divertida, pero sobre todo con la que te sientas cómodo, en confianza.

Y en Dolores, o Lolita, como prefieras llamarlo, no sólo es divertido el nombre. El personal de sala, un batallón de cubanos, al que se han incorporado venezolanos, y uno que otro español, es más que atento, jovial y por qué no decirlo: divertido también.
Y divertidos son sus diferentes ambientes: la terraza que da a la calle, el comedor, más formal, pero igualmente “relajado” en el segundo piso, o la terraza, también en el segundo piso, con palmeras y la vista de los rascacielos de Brickell, que de día es una maravilla, y de noche es uno de los sitios más hot de la zona.
La comida siempre es abundante y sabrosa en Dolores-Lolita. A veces me parece que demasiado abundante. Pero nunca he visto a nadie quejarse por ello, así que no ha de ser un problema.
Hace poco fui de brunch. Por fortuna fui con hambre. Siempre hay que ir con hambre a Dolores-Lolita. Aunque confieso que después de una sangría y un gazpacho, perfecto para el clima de Miami, y de saborear una vez más sus irresistibles croquetas de jamón serrano, cocidas como siempre a la perfección, me provocaba más bien un cortadito y salir a caminar por Brickell y sus alrededores.
Pero no podía perderme los waffles servidos con tocineta ahumada y pollo empanizado. Como el plato era tan grande, lo compartimos, para así poder probar los huevos rotos con chorizo ibérico y las mini hamburguesas de kobe
Algo que no hay que dejar de comer son las patatas bravas. Son algo así como el orgullo de la casa y con razón: tienen ese toque que le da el pimiento rojo molido, tan español, que va bien con todo.
Como comimos al fresco, en la terraza de la entrada (aunque mi favorita es la terraza del segundo piso), no nos quedó “más remedio” que refrescarnos con unas mimosas, heladas, deliciosas.
Creo que uno de los secretos de Dolores-Lolita es haber adaptado platos típicos de la gastronomía española al paladar y gusto estadounidense. Especialmente aquí en Miami, esa combinación es perfecta. Estoy convencida de que en el Sur de Florida amamos la cocina española no sólo porque es divina, sino porque la población de origen cubano ha estado y sigue estando históricamente vinculada a España y a sus sabores.
Otro de los secretos del éxito de este restaurante que se la pasa lleno a toda hora, es la simplicidad de su menú: siempre tienen croquetas, gazpacho, huevos rotos, ahora tienen estos waffles con tocino y pollo, y huevos revueltos servidos además de con patatas bravas, con bistec. No se complican. Sirven lo que a la gente le gusta y punto.
Además son tan cool como su gazpacho: si lo pides, hasta te dan la receta. No la comparto aquí porque no tomé la foto: y cuando me di cuenta, del gazpacho ya no quedaba nada. Otra vez será.

Dolores but you can call me Lolita
1000 South Miami Avenue
Miami, FL 33130

+ 1 (305) 403-3103 

Fui invitada por Dolores but you  can call me Lolita a probar su menú para el brunch. No recibí compensación económica alguna por escribir este post. Todas las opiniones aquí expresadas son mías.

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