No tenía intención de escribir sobre el
concierto de Zac Brown Band de anoche. Fui como la espectadora a quien
le gustan sus canciones de amor y toma fotos de su ídolo con un iPhone. Andaba
más en una onda de relax, en Palm Beach Shores, en Singer Island, tomando piña
coladas y disfrutando de mis hijos mientras jugaban mini golf y corrían olas. Pero este fue mi
primer concierto de Zac Brown Band y hubo tantas cosas maravillosas que no me
aguanté. Así que aquí estoy: tecleando sobre lo que fue, sin duda, un concierto extraordinario.
Mi primera impresión fue que Zac es mejor cantante de lo que hubiera esperado. Y ahora con la barba recortadita, 30 libras
menos y esa sonrisa inmaculada, me luce también un hombre guapo y sexy. Antes
del concierto, él y su banda eran para mí artistas que habían llevado la música country al siguiente
nivel. Pero después de anoche me convencí de que son la más espectacular
fusión de buen rock and roll con música country y sin duda una de las mejores (si no la mejor) bandas musicales de Estados Unidos.
Si me preguntas con qué canción abrieron el
show, te diré que no recuerdo: creo que alcancé el nirvana, literalmente hablando, disfrutando del
espectáculo y siendo parte de una feliz multitud de más de 20.000 personas que
colmó el Anfiteatro Cruzan, en West Palm Beach. Tanto, que si acaso me di
cuenta de que no tocaron Free / Into the
Mystic, o mi favorita Whatever it is
o Sweet Annie.
Tampoco me importó. Bailé como si no
hubiera mañana cuando tocaron Toes, o
Isn’t she lovely de Stevie Wonder. Y
me dejé llevar y canté con el alma cuando interpretaron Keep me in mind, Goodbye in
her eyes, As she’s walking away, Colder weather y No
hurry. Brinqué y salté cuando tocaron Piano
man de Billy Joel. Y, por supuesto, me faltó poco para llorar cuando escuché Highway 20 Ride.
Al igual que casi todos en el público, estuve
de pie casi toda la noche. Todo el concierto estuvo concebido para involucrar a
la audiencia que fue parte de un espectáculo que, para mí, fue el mejor testimonio
de la solidez de esta banda y del calibre musical de todos sus integrantes.
Zac Brown (voz principal y guitarra), mi adorado Jimmy De Martino (violín y voz), John Hopkins Driskell (guitarra bajo,
banjo, ukulele, bajo vertical y voz), Coy Bowles (guitarra y teclados), Clay
Cook (guitarra, teclados, mandolina y
voz), Matt Mangano (bajo eléctrico), Chris Fryar (batería) y Daniel de los
Reyes (percusión), tocaron durante más de dos horas y media con un pequeño
intermedio de 10 minutos.
Cuando pensé que el espectáculo había terminado, volvieron vestidos con trajes de esqueleto y máscaras, que me recordaron las catrinas mexicanas, y tocaron The Day of the Dead, entre otras canciones. Fue una locura de cierre, pero al fin y al cabo un gran final de fiesta.
Cuando pensé que el espectáculo había terminado, volvieron vestidos con trajes de esqueleto y máscaras, que me recordaron las catrinas mexicanas, y tocaron The Day of the Dead, entre otras canciones. Fue una locura de cierre, pero al fin y al cabo un gran final de fiesta.
Regresé a mi hotel en la playa feliz, inspirada, enamorada y lista para cargar mi iPod con más de la
música de Zac Brown Brand (lo que estoy haciendo mientras escribo estas
líneas), y convencida de que Zac Brown es un músico de talento extraordinario que ha
tenido la virtud de rodearse de los mejores.
La vida es bella y Zac y su banda son prueba de ello.
La vida es bella y Zac y su banda son prueba de ello.
¿Y a ti, qué tipo de música te llena el alma?
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