Este es un post patrocinado por Honey Bunches of Oats
Breakfast Biscuits. Gracias por apoyar a las empresas con las que Savoir
Faire colabora, para que así pueda seguir creando recetas divertidas, coloridas
y sabrosas.
Hace poco la gente de Post Honey Bunches of Oats, tuvo a bien enviarme tres cajas de su nuevo producto Breakfast Biscuits (galletas para el
desayuno) para que las probara. Acepté el encargo porque aunque adoro hacer galletas, últimamente no he tenido tiempo de hornear mucho que se diga y en mi
casa somos todos galleteros.
Como nos íbamos de vacaciones, decidí llevarme
mis cajitas teniendo cuidado de que llegaran intactas a Singer Island. Al
desempacar, le pedí a mis hijos que no las tocaran, no por nada sino para poder
hacer las fotos, luego, les dije, podrían
merendarlas cuando quisieran.
El día que finalmente me dispuse a hacer
las fotos me dio un ataque de risa: de las tres cajas de galletas (con sabor a
fresa, miel y chocolate) cada una con cinco paqueticos de cuatro galletas cada
uno… había una caja entera ¡vacía!
Es decir, estaba vacía, pero
perfectamente cerrada y puesta donde la había dejado. Como si nada. Si te he
visto, no me acuerdo. El par de pilluelos había hurtado sigilosamente el
contenido y me imagino que se habrán repartido el botín equitativamente porque
no hubo pleito.
Si querías saber lo nos parecieron las
galletas, te diré que la “misteriosa” desaparición de las de chocolates es la
mejor evidencia de que son una delicia. Además, están hechas con granos
integrales, por lo que contienen fibra y proteína y no son muy dulces.
Me parecen perfectas para esos días en lo
que andas a la carrera y no tienes tiempo para desayunar como Dios manda: un
paquete con vaso de leche descremada y estás listo para ganarle la batalla al
día.
Obvio que las favoritas de mis hijos son
las de chocolates y ya las pidieron para llevar de merienda cuando regresen al
colegio. Las mías son las de fresa. No sólo me gusta el sabor y eso de
encontrarme pedacitos de pasta de fresa al masticar: me encanta además el aroma cuando
abro los paquetitos.
Acompañaron mi café con leche mañanero,
mientras disfrutaba de esos amaneceres inolvidables de Singer Island, y
escribía por las mañanas… Son una verdadera tentación.
Las de miel, aunque un poquito dulces
para mi gusto, las disfruté de merienda por las tardes. Veredicto familiar: ¡aprobadas!
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